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miércoles, junio 04, 2014

TIENES 24H PARA RESPONDER AL TRIVIAL Y CONSEGUIR UNA ENTRADA PARA LA TERCERA SINFONÍA DE MAHLER CON COREOGRAFÍA DE NEUMEIER - JUEVES 5 DE JUNIO´14 - 20H - CINES VAN GOGH



TERCERA SINFONÍA, DE MAHLER / NEUMEIER
Ballet grabado en directo en la Ópera Nacional de París / 18 abril 2013

Música: Gustav Mahler
Coreografía, escenografía e iluminación: John Neumeier
Director musical: Simon Hewett
Contralto: Aline Martin
Maestro del coro: Alessandro Di Stefano
Orquesta: Ópera Nacional de París
Coro y coro de niños: Ópera Nacional de París
Artistas: Cuerpo del Ballet de París, Karl Paquette, Nolwenn Daniel, Mélanie Hurel, Alessio Carbone, Laura Hecquet, Mathilde Froustey, Aurélia Bellet, Isabelle Ciaravola
en los Cines Van Gogh de León
a las 20h el jueves 5 de junio´14

Los Cines Van Gogh nos ofrecen 10 entradas para las 10 primeras personas que acierten las respuestas a este TRIVIAL y las envíen a este correoleon@jmspain.org indicando las respuestas correctas, nombre, apellidos y   correo de contacto (sólo se admitirá una respuesta por dirección de correo y por persona, teniendo prioridad quien no se haya beneficiado del trivial anterior). 

Las personas afortunadas recibirán un correo de confirmación y podrán recoger la entrada en la taquilla de los Cines Van Gogh el jueves 5 de junio.
  1. ¿En qué año se estrenó y quién dirigió el estreno de la Tercera Sinfonía de Mahler?
  2. ¿De quién son los versos que canta la contralto en el cuarto movimiento de la Tercera Sinfonía de Mahler?
  3. Cita alguna otra sinfonía que incluya la voz.


Las sinfonías de Mahler son complejísimas, contienen tantas referencias (el desarrollo de los leitmotives como Wagner; la ruptura de la armonía y las disonancias propias de comienzos del siglo XX; pero también recuerdos de su infancia, canciones populares, alusiones a himnos religiosos o militares…) que el entramado de la orquesta puede resultar abrumador. El director del ballet, John Neumeier, sugiere sentirla en vez de intentar comprenderla, y seguramente tenga razón.
Aun así, vamos a intentar apuntar algunos detalles que resaltan en cada uno de sus seis movimientos. Esperamos que sirvan de ayuda.

ACTO I
El primer movimiento dura más de media hora, tanto como otras sinfonías completas. Comienza con nueve trompas al unísono, el canto de la naturaleza salvaje; igual que en El cazador furtivo (Weber) o en no pocos títulos de Wagner. Mahler se muestra, por tanto, como heredero de la gran tradición orquestal alemana: (versión de la filarmónica de Berlín)

Ese primer leitmotiv se convierte en el germen del desarrollo de todo este primer movimiento. Otros temas aparecen y se van desarrollando y entremezclando, con ocasionales disonancias. El más memorable es el solo de trombón, de aire trágico: (dirige Abbado(se volverá a repetir más adelante, pero más complejo, acompañado esta vez de cuerdas, oboe…)

Entre medias, interrumpe una marcha festiva y “vulgar”, una fanfarria de percusión y vientos metales, propia de un desfile militar (a Richard Strauss le recordó a las manifestaciones de los obreros en mayo). Hasta que la orquesta retoma el tema del trombón. Aquí en el 6.40, con la orquesta de RTVE.

ACTO II
La épica y el peso de los vientos metales cede el testigo a las maderas (comienza un oboe juguetón, contestan clarinetes, flautas) y las cuerdas, con frases cortas y dulces. En realidad la formación es casi de cámara, reduce al mínimo la orquesta de 120 miembros. Refuerza esa sensación el tenue acompañamiento de los contrabajos, siempre en pizzicato, como a saltos. “Es lo más desenfadado que he compuesto, como solo las flores pueden serlo”, dejó escrito Mahler. Lo tituló Lo que me cuentan las flores del campo, y le dio forma de minueto. (Bernstein y la filarmónica de Nueva York)

ACTO III
Lo que me cuentan los animales del bosque. Mahler imita a la fauna una cháchara de clarinetes y flautas a modo de pájaros. A mitad del movimiento interviene como desde la distancia la trompa de postillón. Ese instrumento rústico, también llamado corneta de posta, evoca las bandas militares que escuchó en la infancia el autor.

El comienzo del movimiento, por cierto, revela un método de trabajo que siguió Mahler en sus primeras cuatro sinfonías: en todas incorporó fragmentos de sus famosas canciones (lieder), compuestas años antes a partir de los poemas populares de la colección folclórica Des Knaben Wunderhorn (el corno mágico del joven), tan popular en su momento como los cuentos de los Grimm.
En este caso, la canción se titulaba “Ablösung”, y trataba de un cuco en verano. Su parecido con el III movimiento es incuestionable.

Después del solo de trompa y justo antes de la conclusión, un violento acorde disonante recuerda la enemistad del hombre con la naturaleza, que “grita” horrorizada: Min. 2.38, estruendo.

ACTO IV, Noche
La voz de una contralto canta en un recitativo libre unos versos tomados de la Canción de medianoche de Así habló Zaratustra, de Nietzsche. “Oh, hombre, ¡presta atención! ¿Qué dice la profunda noche? Profundo es tu sufrimiento. La alegría es más profunda que la pena. Y toda alegría busca eternidad”. El movimiento (Lo que me cuenta el hombre) insta a alejarse de los sentimientos terrenales (el gozo y el dolor) hacia la pureza.

ACTO V, Ángel
Un coro infantil entona la onomatopeya ding dong acompañando a las campanas. Parece casi una canción navideña o de alabanza, se inspira en otro poema, Es sungen drei Engel, “Tres ángeles cantaban”. Anuncia una visión ingenua del paraíso. Mientras la contralto duda (ha vulnerado los mandamientos, ¿pesará en su conciencia?), los ángeles aconsejan que ame a Dios y le ofrecen el perdón. Es el tiempo sinfónico más breve que escribió el compositor, y hace las funciones de obertura del extenso final.

ACTO VI, Lo que me dice el amor
Leonard Bernstein describió este último movimiento como “la música más dolorosamente hermosa” de su autor. Los temas que sonaron al comienzo de la sinfonía pierden su aire marcial y apelan a la reconciliación: Mahler describe el amor perfecto, eterno, la divinidad. Las cuerdas transmiten una sensación de paz única. En el min. 8.20 se introduce un segundo motivo esencial: unos sublimes violonchelos de atmósfera mística, que más tarde se alternan con las maderas (min. 12) y por último con la angustia de los metales (min. 15). Pero Mahler no lo concluye: continúa estirando y estirando los temas hasta que parecen no dar más de sí (¡en el 15.38 parece estar a punto de terminar!)… Pero regresa entonces el leitmotiv de las cuerdas (16.50, otra vez en 17.33, bellísimo), más romántico que nunca, arrebatador. Y continúa su desarrollo, cambiando incluso la tonalidad de mayor a menor, hasta concluir en un final expansivo y luminoso.


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