HACIA UNA NUEVA HUMANIDAD LIBRE Y RESPONSABLE - UNA VISIÓN DEL MUNDO Y DE LA EDUCACIÓN EN EL TERCER MILENIO - NUEVO LIBRO DE JULIO FERRERAS - EDITORIAL VERBUM
Nos hacemos eco de la publicación (por ahora como e-book) del nuevo libro de Julio Ferreras
editado por la Editorial Verbum, y cuyos derechos de autor serán destinados a colaborar en la financiación de proyectos educativos de organizaciones humanitarias.
Julio Ferreras nos cuenta: "Después de mucho tiempo de espera, mi ensayo "Hacia UNA NUEVA HUMANIDAD libre y responsable" (una visión del mundo y de la educación en el tercer milenio) ha visto la luz en la editorial Verbum. De momento se puede comprar en e-book al precio de 10 €, a finales de mes aparecerá en papel."
Puedes leer algunas de las páginas del libro en ESTE ENLACE
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Si te interesa, puedes leer la introducción en ESTE ENLACE
“Una
apropiada visión del mundo, adecuada a nuestro tiempo, es uno de los
factores básicos necesarios para conseguir la armonía del individuo
y también la de la sociedad como un todo” (D. Bohm)
Esta
cita de uno de los más grandes científicos del siglo XX, el físico
David Bohm, nos lleva a un hecho cada vez más incuestionable: la
necesidad de asumir la nueva visión del mundo que está surgiendo
tanto de la ciencia y la tecnología modernas (y en especial, de la
física, la biología, la psicología y otras disciplinas científicas
actuales), como de la influencia de la cultura y la civilización
orientales sobre el mundo occidental, y asimismo, de la cada vez
mayor interdependencia e interrelación entre todos los pueblos del
mundo. Todos estos hechos, interdependientes entre sí, están
indicando la necesidad de asumir lo cualitativo al lado de lo
cuantitativo, lo interno al lado de lo externo, lo intuitivo al lado
de lo racional, lo sintético y holístico al lado de lo analítico y
lineal; y en general, muestran la necesidad de poner fin al
enfrentamiento entre los llamados “opuestos” materia/mente (o
cuerpo/espíritu), porque son, en realidad, complementarios, como ha
defendido siempre la filosofía oriental y la filosofía perenne, y
como defiende hoy la ciencia moderna.
El
libro tiene dos partes. La primera aborda la educación, vista desde
aspectos muy diferentes, aunque todos coincidentes en la necesidad de
saber que la educación lo abarca y lo impregna todo. Por eso,
queremos destacar que, de esa nueva visión del mundo, precisamente,
ha nacido -a partir del último tercio del siglo pasado- una Nueva
Educación, que se caracteriza por ser, esencialmente, integral y
holística, y trata de sustituir a la educación convencional, la
cual -basada en los principios del sistema patriarcal y de la ciencia
clásica mecanicista- está sufriendo la crisis más profunda de su
historia, debido a que no obedece, hoy, a las necesidades que demanda
la humanidad actual. Esta educación no tiene, al parecer, salida
alguna, ha agotado ya -al menos en los países más avanzados- todas
sus posibilidades (lo mismo que el mundo que la ha sustentado), por
lo que es necesario sustituirla por otra educación, junto a un mundo
nuevo, acordes -ambos- con la nueva visión del mundo y con una
humanidad emergente, muy diferente a la del pasado.
Esta Nueva Educación la encontramos en diversas propuestas
educativas y en algunas escuelas modernas de educación. Por ejemplo,
en la Declaración de Chicago sobre Educación, de 1990 (llamada
“Educación 2000: Una perspectiva holística”); en las Escuelas
Waldorf, basadas en las enseñanzas de R. Steiner; en la Escuela
Robert Muller, que trata de implantar un Plan de Estudios de
Educación mundial; en la Escuela Summerhill y en las Escuelas
Montessori, etc., así como en la Nueva Educación (una propuesta
para la escuela del siglo XXI), de Richard Gerver, un experto en
sistemas educativos, un educador y asesor mundialmente conocido, y en
otros asesores educativos como Marc Prensky, Ken Robinson, Kurtis
Johnson, etc. En España, la “Educación Integral, una educación
holística para el siglo XXI”, de R. Yus Ramos, es una aportación
valiosa a la Nueva Educación. Y en especial, encontramos esta Nueva
Educación en la extensa obra del mexicano R. Gallegos Nava, uno de
los educadores holísticos de mayor prestigio en el mundo.
Esta
primera parte comienza, por tanto, con la Nueva Educación, una
educación integral y holística, que trata de complementar la
educación recibida hasta ahora, una educación incompleta y parcial,
como es la educación convencional mecanicista y racionalista. El
capítulo 2 trata de diferenciar la educación preferente de los
aspectos externos (propia de la educación convencional), de la
educación conjunta de lo interno y lo externo (característica de la
Nueva Educación). Con la “Educación del espíritu”, en el
capítulo 3, tratamos de adentrarnos en un campo casi prohibido,
hasta ahora, en la ciencia y la educación del mundo occidental,
debido a ese enfrentamiento al que acabamos de aludir. Lo espiritual
ha sido marginado y desvirtuado, tanto por la ciencia clásica como
por las iglesias, y no ha sido bien comprendido por la cultura
occidental hasta la llegada de la ciencia y la psicología modernas.
La
importancia de la salud y la educación, en cualquier sociedad
actual, se aborda en el capítulo 4. Un hecho que todo el mundo
acepta y comparte, pero sólo en la teoría, pues, en la práctica,
tanto la salud como la educación no reciben, de parte de los
responsables políticos y económicos, toda la atención merecida y
que caracteriza a los países más desarrollados. Consideramos,
después, en el capítulo 5, un tema bastante desconocido hasta el
momento: la música como fuente de alegría y de fraternidad, y su
importancia en la educación y el bienestar de toda sociedad, algo
que ha sido conocido por las grandes civilizaciones del pasado, que
valoraban la música como un elemento fundamental en la vida, la
cultura y la educación de los pueblos.
En
el capítulo 6, tratamos de otro tema controvertible, sobre todo en
las sociedades más conservadoras, como es la escuela pública y el
laicismo. Una vez más, vemos el enfrentamiento entre los que desean
salvaguardar, a toda costa, sus privilegios, y los que avanzan hacia
un mundo más solidario y defienden, por igual, los derechos de
todos los pueblos y todos los ciudadanos. El capítulo 7 analiza la
importancia y la trascendencia de educar en la libertad y la
responsabilidad para que una sociedad pueda alcanzar el verdadero
progreso y bienestar de todos sus ciudadanos. La libertad (bien
entendida, es decir, la libertad interna, no sólo la externa) y la
responsabilidad caracterizan a las sociedades y los seres humanos más
avanzados.
Finaliza
la primera parte con un tema esencial, complejo y difícil, como es
el lenguaje y la comunicación, fuente de satisfacción y, a la vez,
de infinidad de malentendidos, enfrentamientos y frustraciones entre
todos los hombres y mujeres del planeta. En efecto, si el lenguaje
representa -en cuanto a la literatura y la poesía- un gran poder de
creatividad y belleza, es también cierto que las diferentes lenguas
son, con frecuencia, una fuente de conflictos y divisiones entre las
diversas comunidades humanas. Por otra parte, tampoco debemos olvidar
que nada expresa mejor los caprichos y veleidades del hombre como el
lenguaje, y que las múltiples lenguas del mundo son una
consecuencia, tanto del nivel de evolución mental de la propia
humanidad, como de la autoconciencia que posee el ser humano de sí
mismo, caracterizada por el egoísmo y la fragmentación. Por eso,
tenemos un lenguaje confuso y deformado.
La
segunda parte del libro comprende diversos capítulos que,
considerados en su aspecto puramente externo y aparente, poco o nada
tienen en común la mayoría de ellos. Sin embargo, cada uno ofrece
la oportunidad de reflexionar acerca de los múltiples cambios que la
humanidad ha de realizar, debido a la nueva visión del mundo y a los
nuevos paradigmas de la ciencia y la educación. Cambios que afectan
tanto al individuo como a la sociedad, y que han de ser, en primer
lugar, cambios mentales, los cuales llevan, ineludiblemente, a los
cambios sociales. Así cayó el Apartheid y el Muro de Berlín. Por
eso es tan importante, en este momento histórico, por ejemplo, el
desarrollo de la mente en todos los pueblos del mundo; un hecho que
se consigue, principalmente, a través de la educación en general, y
en especial, de la Nueva Educación.
Estos
cambios son necesarios e imprescindibles, en la humanidad actual,
para que cada persona desarrolle su propia individualidad y su
independencia, para que los pueblos del mundo se liberen
definitivamente de los abusos de poder que han padecido a lo largo de
la historia, y para que todo ser humano se encuentre consigo mismo,
como el único capaz de encontrar su propio futuro junto al de los
demás y al del planeta en que habitamos, en un ambiente de
fraternidad y de respeto.
Los
capítulos 9 y 10 tratan de dos visiones distintas del mundo, aunque
complementarias, como veremos. En primer lugar, el mundo de la
ciencia clásica mecanicista, que surge en los albores de la época
industrial, como reacción al dogmatismo e intransigencia de las
iglesias, aportando un gran progreso a la humanidad, en muchos
aspectos, pero cayendo, al final, en el más duro materialismo y la
más cruel competencia y deshumanización, que han impedido el
desarrollo interior del hombre y le han convertido en un ser esclavo
de la ciencia y la tecnología, y ávido de poder y dominio. Ello ha
supuesto un gran avance en el mundo material, pero un estancamiento
-y probablemente un cierto retroceso- en el mundo mental y
espiritual.
En
el capítulo 10, estudiamos la nueva visión del mundo a que se
refiere D. Bohm en la cita inicial. De esa “apropiada visión del
mundo, adecuada a nuestro tiempo”, como dice Bohm, depende -en
buena parte- el futuro de la humanidad, pues “es uno de los
factores básicos y necesarios para conseguir la armonía del
individuo y también la de la sociedad como un todo”, según
recuerda el gran físico. Lo cual demanda esos grandes y profundos
cambios, a los que hemos hecho referencia antes, y que han de ser
llevados a cabo, tanto por el individuo como por la propia sociedad,
sin dilación, debido al deterioro de las relaciones humanas
internacionales y del planeta.
Estos
cambios exigen que caminemos hacia un mundo de unidad, integración y
síntesis, y que despertemos a una nueva conciencia de la familia
humana, como una sola y única raza, unida en su esencia, y sólo
separada en nuestras mentes aún poco evolucionadas. Esto lo tratamos
en los capítulos 11 y 12. ¿Y quién va a dudar de la necesidad de
-al menos- intentar la reconciliación entre la ciencia y la
religión, como dos de las manifestaciones más profundas y
esenciales de la naturaleza humana? La ciencia moderna -antes que las
diversas confesiones religiosas- defiende ya, hoy, la necesidad de
esa reconciliación, como vemos en el capítulo 13. Y, al hablar de
ciencia y religión, parece adecuado considerar a qué se debe la
marginación sufrida por las llamadas ciencias del espíritu. Sin
duda, tiene algo que ver, en ello, la falta de objetividad y de
respeto que la ciencia clásica, racionalista y materialista, ha
mostrado casi siempre hacia la mente, en general, y más en concreto,
hacia el espíritu, así como el mal uso que han hecho las iglesias,
del espíritu y lo espiritual. Esto lo tratamos en el capítulo 14.
El
capítulo 15 plantea uno de los temas más desdeñados en el mundo
occidental, pero bien conocido en la cultura oriental y en la
filosofía perenne, como es la importancia que tiene el conocimiento
de un hecho incuestionable: la dualidad y la polaridad. Vivimos en un
mundo dual en esencia, el mundo de “opuestos” (en verdad,
complementarios), pero nosotros sólo los vemos enfrentados y
separados, porque no hemos comprendido aún la realidad de lo dual y
a dónde ha de llevarnos, que es a la conciencia de la unidad básica
del universo, uno de los postulados más sobresalientes de la ciencia
moderna. La Gran Ilusión (apariencia y realidad), que tratamos en el
capítulo 16, no es más que una consecuencia de cómo vivimos esa
dualidad; sus efectos son graves: no acertamos a diferenciar lo real
de lo aparente, lo esencial de lo superfluo, y en general, la verdad
del error.
La
importancia de un mayor conocimiento del ser humano es evidente para
dar con la solución a los graves problemas que, hoy, aquejan a la
humanidad. Sin embargo, la cultura occidental ha olvidado este
conocimiento esencial, que forma parte de un mayor desarrollo de la
psicología, la verdadera ciencia de este conocimiento. La ciencia
clásica ha preferido abordar el mundo físico, más fácil y
asequible que el mundo mental; pero la necesidad del desarrollo de la
mente humana es, en este momento histórico, inaplazable. Es uno de
los temas más difíciles de tratar, y lo abordamos en el capítulo
17. Y después de todo, ¿para qué vivimos? ¿Quién no se ha
planteado esta cuestión? A pesar de la dificultad de la respuesta,
es preciso tratarlo, y lo hacemos en el último capítulo. Nada debe
escapar a la consideración de la mente humana, pero a sabiendas de
que, si la mente es un gran poder, lo mismo puede elevarnos que
destruirnos, sobre todo si hacemos un uso inadecuado de ella y
olvidamos que no somos más que una mota de polvo en el universo.
Finalmente,
este libro no es fruto de la erudición, sino más bien de la
observación, la reflexión, la experiencia y, quizás, la
sensibilidad. El lector que busque esa erudición, ha de encontrarla
mejor en otros libros, porque es numerosa en nuestro mundo
occidental. Pero, probablemente, no es erudición lo que más
necesita este mundo, hoy, sino introspección, intuición (bien
entendida) y un poco más de corazón. “Por primera vez en la
historia, la supervivencia física de la especie humana depende de
un cambio radical del corazón humano”, escribió E. Fromm.
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