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martes, enero 14, 2014

HACIA UNA NUEVA HUMANIDAD LIBRE Y RESPONSABLE - UNA VISIÓN DEL MUNDO Y DE LA EDUCACIÓN EN EL TERCER MILENIO - NUEVO LIBRO DE JULIO FERRERAS - EDITORIAL VERBUM

Nos hacemos eco de la publicación (por ahora como e-book) del nuevo libro de Julio Ferreras


editado por la Editorial Verbum, y cuyos derechos de autor serán destinados a colaborar en la financiación de proyectos educativos de organizaciones humanitarias.



Julio Ferreras nos cuenta: "Después de mucho tiempo de espera, mi ensayo "Hacia UNA NUEVA HUMANIDAD libre y responsable" (una visión del mundo y de la educación en el tercer milenio) ha visto la luz en la editorial Verbum. De momento se puede comprar en e-book al precio de 10 €, a finales de mes aparecerá en papel."

Puedes leer algunas de las páginas del libro en ESTE ENLACE



Una apropiada visión del mundo, adecuada a nuestro tiempo, es uno de los factores básicos necesarios para conseguir la armonía del individuo y también la de la sociedad como un todo” (D. Bohm)

Esta cita de uno de los más grandes científicos del siglo XX, el físico David Bohm, nos lleva a un hecho cada vez más incuestionable: la necesidad de asumir la nueva visión del mundo que está surgiendo tanto de la ciencia y la tecnología modernas (y en especial, de la física, la biología, la psicología y otras disciplinas científicas actuales), como de la influencia de la cultura y la civilización orientales sobre el mundo occidental, y asimismo, de la cada vez mayor interdependencia e interrelación entre todos los pueblos del mundo. Todos estos hechos, interdependientes entre sí, están indicando la necesidad de asumir lo cualitativo al lado de lo cuantitativo, lo interno al lado de lo externo, lo intuitivo al lado de lo racional, lo sintético y holístico al lado de lo analítico y lineal; y en general, muestran la necesidad de poner fin al enfrentamiento entre los llamados “opuestos” materia/mente (o cuerpo/espíritu), porque son, en realidad, complementarios, como ha defendido siempre la filosofía oriental y la filosofía perenne, y como defiende hoy la ciencia moderna.

El libro tiene dos partes. La primera aborda la educación, vista desde aspectos muy diferentes, aunque todos coincidentes en la necesidad de saber que la educación lo abarca y lo impregna todo. Por eso, queremos destacar que, de esa nueva visión del mundo, precisamente, ha nacido -a partir del último tercio del siglo pasado- una Nueva Educación, que se caracteriza por ser, esencialmente, integral y holística, y trata de sustituir a la educación convencional, la cual -basada en los principios del sistema patriarcal y de la ciencia clásica mecanicista- está sufriendo la crisis más profunda de su historia, debido a que no obedece, hoy, a las necesidades que demanda la humanidad actual. Esta educación no tiene, al parecer, salida alguna, ha agotado ya -al menos en los países más avanzados- todas sus posibilidades (lo mismo que el mundo que la ha sustentado), por lo que es necesario sustituirla por otra educación, junto a un mundo nuevo, acordes -ambos- con la nueva visión del mundo y con una humanidad emergente, muy diferente a la del pasado.

Esta Nueva Educación la encontramos en diversas propuestas educativas y en algunas escuelas modernas de educación. Por ejemplo, en la Declaración de Chicago sobre Educación, de 1990 (llamada “Educación 2000: Una perspectiva holística”); en las Escuelas Waldorf, basadas en las enseñanzas de R. Steiner; en la Escuela Robert Muller, que trata de implantar un Plan de Estudios de Educación mundial; en la Escuela Summerhill y en las Escuelas Montessori, etc., así como en la Nueva Educación (una propuesta para la escuela del siglo XXI), de Richard Gerver, un experto en sistemas educativos, un educador y asesor mundialmente conocido, y en otros asesores educativos como Marc Prensky, Ken Robinson, Kurtis Johnson, etc. En España, la “Educación Integral, una educación holística para el siglo XXI”, de R. Yus Ramos, es una aportación valiosa a la Nueva Educación. Y en especial, encontramos esta Nueva Educación en la extensa obra del mexicano R. Gallegos Nava, uno de los educadores holísticos de mayor prestigio en el mundo.

Esta primera parte comienza, por tanto, con la Nueva Educación, una educación integral y holística, que trata de complementar la educación recibida hasta ahora, una educación incompleta y parcial, como es la educación convencional mecanicista y racionalista. El capítulo 2 trata de diferenciar la educación preferente de los aspectos externos (propia de la educación convencional), de la educación conjunta de lo interno y lo externo (característica de la Nueva Educación). Con la “Educación del espíritu”, en el capítulo 3, tratamos de adentrarnos en un campo casi prohibido, hasta ahora, en la ciencia y la educación del mundo occidental, debido a ese enfrentamiento al que acabamos de aludir. Lo espiritual ha sido marginado y desvirtuado, tanto por la ciencia clásica como por las iglesias, y no ha sido bien comprendido por la cultura occidental hasta la llegada de la ciencia y la psicología modernas.

La importancia de la salud y la educación, en cualquier sociedad actual, se aborda en el capítulo 4. Un hecho que todo el mundo acepta y comparte, pero sólo en la teoría, pues, en la práctica, tanto la salud como la educación no reciben, de parte de los responsables políticos y económicos, toda la atención merecida y que caracteriza a los países más desarrollados. Consideramos, después, en el capítulo 5, un tema bastante desconocido hasta el momento: la música como fuente de alegría y de fraternidad, y su importancia en la educación y el bienestar de toda sociedad, algo que ha sido conocido por las grandes civilizaciones del pasado, que valoraban la música como un elemento fundamental en la vida, la cultura y la educación de los pueblos.

En el capítulo 6, tratamos de otro tema controvertible, sobre todo en las sociedades más conservadoras, como es la escuela pública y el laicismo. Una vez más, vemos el enfrentamiento entre los que desean salvaguardar, a toda costa, sus privilegios, y los que avanzan hacia un mundo más solidario y defienden, por igual, los derechos de todos los pueblos y todos los ciudadanos. El capítulo 7 analiza la importancia y la trascendencia de educar en la libertad y la responsabilidad para que una sociedad pueda alcanzar el verdadero progreso y bienestar de todos sus ciudadanos. La libertad (bien entendida, es decir, la libertad interna, no sólo la externa) y la responsabilidad caracterizan a las sociedades y los seres humanos más avanzados.

Finaliza la primera parte con un tema esencial, complejo y difícil, como es el lenguaje y la comunicación, fuente de satisfacción y, a la vez, de infinidad de malentendidos, enfrentamientos y frustraciones entre todos los hombres y mujeres del planeta. En efecto, si el lenguaje representa -en cuanto a la literatura y la poesía- un gran poder de creatividad y belleza, es también cierto que las diferentes lenguas son, con frecuencia, una fuente de conflictos y divisiones entre las diversas comunidades humanas. Por otra parte, tampoco debemos olvidar que nada expresa mejor los caprichos y veleidades del hombre como el lenguaje, y que las múltiples lenguas del mundo son una consecuencia, tanto del nivel de evolución mental de la propia humanidad, como de la autoconciencia que posee el ser humano de sí mismo, caracterizada por el egoísmo y la fragmentación. Por eso, tenemos un lenguaje confuso y deformado.

La segunda parte del libro comprende diversos capítulos que, considerados en su aspecto puramente externo y aparente, poco o nada tienen en común la mayoría de ellos. Sin embargo, cada uno ofrece la oportunidad de reflexionar acerca de los múltiples cambios que la humanidad ha de realizar, debido a la nueva visión del mundo y a los nuevos paradigmas de la ciencia y la educación. Cambios que afectan tanto al individuo como a la sociedad, y que han de ser, en primer lugar, cambios mentales, los cuales llevan, ineludiblemente, a los cambios sociales. Así cayó el Apartheid y el Muro de Berlín. Por eso es tan importante, en este momento histórico, por ejemplo, el desarrollo de la mente en todos los pueblos del mundo; un hecho que se consigue, principalmente, a través de la educación en general, y en especial, de la Nueva Educación.

Estos cambios son necesarios e imprescindibles, en la humanidad actual, para que cada persona desarrolle su propia individualidad y su independencia, para que los pueblos del mundo se liberen definitivamente de los abusos de poder que han padecido a lo largo de la historia, y para que todo ser humano se encuentre consigo mismo, como el único capaz de encontrar su propio futuro junto al de los demás y al del planeta en que habitamos, en un ambiente de fraternidad y de respeto.

Los capítulos 9 y 10 tratan de dos visiones distintas del mundo, aunque complementarias, como veremos. En primer lugar, el mundo de la ciencia clásica mecanicista, que surge en los albores de la época industrial, como reacción al dogmatismo e intransigencia de las iglesias, aportando un gran progreso a la humanidad, en muchos aspectos, pero cayendo, al final, en el más duro materialismo y la más cruel competencia y deshumanización, que han impedido el desarrollo interior del hombre y le han convertido en un ser esclavo de la ciencia y la tecnología, y ávido de poder y dominio. Ello ha supuesto un gran avance en el mundo material, pero un estancamiento -y probablemente un cierto retroceso- en el mundo mental y espiritual.

En el capítulo 10, estudiamos la nueva visión del mundo a que se refiere D. Bohm en la cita inicial. De esa “apropiada visión del mundo, adecuada a nuestro tiempo”, como dice Bohm, depende -en buena parte- el futuro de la humanidad, pues “es uno de los factores básicos y necesarios para conseguir la armonía del individuo y también la de la sociedad como un todo”, según recuerda el gran físico. Lo cual demanda esos grandes y profundos cambios, a los que hemos hecho referencia antes, y que han de ser llevados a cabo, tanto por el individuo como por la propia sociedad, sin dilación, debido al deterioro de las relaciones humanas internacionales y del planeta.

Estos cambios exigen que caminemos hacia un mundo de unidad, integración y síntesis, y que despertemos a una nueva conciencia de la familia humana, como una sola y única raza, unida en su esencia, y sólo separada en nuestras mentes aún poco evolucionadas. Esto lo tratamos en los capítulos 11 y 12. ¿Y quién va a dudar de la necesidad de -al menos- intentar la reconciliación entre la ciencia y la religión, como dos de las manifestaciones más profundas y esenciales de la naturaleza humana? La ciencia moderna -antes que las diversas confesiones religiosas- defiende ya, hoy, la necesidad de esa reconciliación, como vemos en el capítulo 13. Y, al hablar de ciencia y religión, parece adecuado considerar a qué se debe la marginación sufrida por las llamadas ciencias del espíritu. Sin duda, tiene algo que ver, en ello, la falta de objetividad y de respeto que la ciencia clásica, racionalista y materialista, ha mostrado casi siempre hacia la mente, en general, y más en concreto, hacia el espíritu, así como el mal uso que han hecho las iglesias, del espíritu y lo espiritual. Esto lo tratamos en el capítulo 14.

El capítulo 15 plantea uno de los temas más desdeñados en el mundo occidental, pero bien conocido en la cultura oriental y en la filosofía perenne, como es la importancia que tiene el conocimiento de un hecho incuestionable: la dualidad y la polaridad. Vivimos en un mundo dual en esencia, el mundo de “opuestos” (en verdad, complementarios), pero nosotros sólo los vemos enfrentados y separados, porque no hemos comprendido aún la realidad de lo dual y a dónde ha de llevarnos, que es a la conciencia de la unidad básica del universo, uno de los postulados más sobresalientes de la ciencia moderna. La Gran Ilusión (apariencia y realidad), que tratamos en el capítulo 16, no es más que una consecuencia de cómo vivimos esa dualidad; sus efectos son graves: no acertamos a diferenciar lo real de lo aparente, lo esencial de lo superfluo, y en general, la verdad del error.

La importancia de un mayor conocimiento del ser humano es evidente para dar con la solución a los graves problemas que, hoy, aquejan a la humanidad. Sin embargo, la cultura occidental ha olvidado este conocimiento esencial, que forma parte de un mayor desarrollo de la psicología, la verdadera ciencia de este conocimiento. La ciencia clásica ha preferido abordar el mundo físico, más fácil y asequible que el mundo mental; pero la necesidad del desarrollo de la mente humana es, en este momento histórico, inaplazable. Es uno de los temas más difíciles de tratar, y lo abordamos en el capítulo 17. Y después de todo, ¿para qué vivimos? ¿Quién no se ha planteado esta cuestión? A pesar de la dificultad de la respuesta, es preciso tratarlo, y lo hacemos en el último capítulo. Nada debe escapar a la consideración de la mente humana, pero a sabiendas de que, si la mente es un gran poder, lo mismo puede elevarnos que destruirnos, sobre todo si hacemos un uso inadecuado de ella y olvidamos que no somos más que una mota de polvo en el universo.

Finalmente, este libro no es fruto de la erudición, sino más bien de la observación, la reflexión, la experiencia y, quizás, la sensibilidad. El lector que busque esa erudición, ha de encontrarla mejor en otros libros, porque es numerosa en nuestro mundo occidental. Pero, probablemente, no es erudición lo que más necesita este mundo, hoy, sino introspección, intuición (bien entendida) y un poco más de corazón. “Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano”, escribió E. Fromm.

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