El alemán Jonas Kaufmann se coronó el año pasado como la indiscutible estrella del canto actual. En el aniversario de Verdi y Wagner, demostró una versatilidad que no parece tener techo. Uno de los momentos estelares de 2013 fue Don Carlo, el monumental drama que Verdi situó en la España de la Inquisición, sobre el conflicto entre el infante Don Carlos y su propio padre, Felipe II. Podremos disfrutar de la grabación el 3 de abril, con un reparto de lujo (Anja Harteros, Matti Salminen) y la batuta infalible de Antonio Pappano.
Si Kaufmann es el tenor de moda, Plácido Domingo forma ya parte de la leyenda. A sus 73 años, con 136 títulos a sus espaldas, sigue asumiendo grandes retos. El último, reconvertirse en barítono como Simon Boccanegra, el gobernante de Génova al que Verdi dedicó algunas de sus mejores páginas. Junto a Domingo, el glorioso bajo Ferruccio Furlanetto, con Daniel Barenboim en el foso de La Scala de Milán. Que nadie se lo pierda el 27 de febrero.
El maestro argentino israelí también estuvo al frente de la orquesta en Berlín en una velada inolvidable: Manon, romance del francés Jules Massenet basado en la novela del abate Prévost, con el protagonismo de dos animales de escena, la rusa Anna Netrebko y el mexicano Rolando Villazón. La vibrante producción de Vincent Paterson (coreógrafo en Broadway) nos transporta al Hollywood de los años 50, como veremos el 27 de marzo.
Por si no hubiera suficientes voces estelares en la
nueva temporada de ópera en Van Gogh, el
22 de mayo recuperaremos un momento histórico: la reunión en Viena en 2007 del mejor tenor del bel canto de las últimas décadas, el peruano
Juan Diego Flórez, con la estratosférica soprano francesa Natalie Dessay, y la gran
Montserrat Caballé, en uno de sus últimos papeles: la comedia
La hija del regimiento, de Donizetti. El compositor italiano dominaba el género bufo, pero también la tragedia; el mejor ejemplo es
Lucrecia Borgia, femme fatale y gobernante sanguinaria del Renacimiento. El libreto de Felice Romani, sobre una obra de Víctor Hugo, merece una protagonista a la altura:
Renée Fleming, la soprano más querida de Estados Unidos (actuó en la toma de posesión de Obama). El
6 de marzo nos llega desde San Francisco.
Aparte de los cantantes, los grandes protagonistas de la ópera actual son los escenógrafos. Y en esta temporada tendremos oportunidad de comprobar, el 13 de febrero, por qué el festival de Salzburgo se puso a los pies del alemán Claus Guth y su versión de Così fan tutte, la prodigiosa comedia de Mozart y Lorenzo da Ponte, que trasladó a un moderno apartamento minimalista.
Algunos escenarios justifican por sí solos la función. Es el caso de la Arena de Verona, un inmenso anfiteatro romano del siglo I, el mejor marco posible para Nabucco (8 de mayo) canto a la libertad que Verdi escribió en 1842, con un argumento bíblico (la lucha entre el pueblo hebreo y el opresor asirio). En la figura de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el barítono Leo Nucci, mito verdiano de 71 años. No menos asombroso es el escenario del Festival de Bregenz, en Austria, sobre el agua del lago Constanza. La Aída de Graham Vick, que enmarcó la acción en las ruinas de una gigantesca estatua de la Libertad, conmovió a 7.000 espectadores. Un plato fuerte que ofrecemos como arranque de la temporada, el próximo 30 de enero. Aunque la anunciamos en nuestra primera temporada, finalmente fue la grabación de la Arena de Verona la que vimos en los cines.
Por último, en
Van Gogh no puede faltar la cita con el ballet. El
5 de junio, desde París, la
Tercera sinfonía de Mahler toma forma de danza gracias a la
coreografía del elegante John Neumeier. El estadounidense dirige el reputado Ballet de Hamburgo; ya disfrutamos de La sirenita, su poética versión del cuento de Andersen.
