CRÓNICA DE ELISA RAPADO DEL CONCIERTO DE PALOMA FRIEDHOFF & LEYRE LISARRI - SÁBADO 29 DE NOVIEMBRE´14
Nuestra compañera Elisa Rapado, Profesora del Conservatorio de León, y pianista de Pilar Vázquez, que han ofrecido varios conciertos para Juventudes Musicales tanto en León como en otros importantes eventos (Schubertiada de Vilabeltrán, Girona),
ha accedido amablemente a escribir una crónica crítica del recital lírico ofrecido el sábado 29 de noviembre´14 por el dúo formado por Paloma Friedhoff y Leyre Lisarri en el Auditorio "Ángel Barja" del Conservatorio de León.
Para los nostálgicos de aquellos tiempos felices en los que el Auditorio de León nos regalaba los oídos con no menos de tres o cuatro recitales anuales de canción lírica protagonizados por primeras figuras nacionales e internacionales, una tarde como la del sábado es una alegría ya antes de que comience el concierto.
Leyre Lisarry y Paloma Friedhoff son dos intérpretes jóvenes pero, como la propia Paloma observó al agradecer la presencia de un público bastante numeroso, su esfuerzo y perseverancia en el arte de la interpretación de canciones merece toda la atención, todo el apoyo.
Fue la pianista Leyre Lisarry quien llevó la iniciativa (necesaria, sin duda) de presentar el contenido de las canciones en lenguas extranjeras y ciertas anécdotas relacionadas con el cuaderno de Obradors. Así el público pudo comprender mejor el sentido que adquiere la melancolía de Quilter cuando habla del otoño o la última rosa del año, metáforas asociadas al paso del tiempo y de la vida. Cierto es que, cuando Quilter canta escenas más alegres (April, Song of the blackbird), sigue conservando ese deje contemplativo y soñador que le caracteriza a él no menos que a la tradición compositiva de la canción inglesa.
La mejor interpretación de la noche correspondió a los vivos Zigeunerlieder de Brahms, algo que no era sencillo: en ellos, la escritura es exigente tanto desde el punto de vista de lo puramente pianístico como de la relación entre los dos músicos, un reto del que ambas artistas salieron plenamente airosas. El dominio y la flexibilidad que se exige al pianista en los Zigeunerlieder es muy grande, pues el cantante debe contar con la posibilidad de alterar los ritmos, el tiempo de respiración y el discurrir de la frase según lo que sientan en cada momento. Así sucede también en la música popular que sirve a Brahms de inspiración para esas piezas.
El reto vocal mayor para Paloma Friedhoff lo suponían las Fiançailles pour rire, con sus delicados y largos pianos en el registro superior, unidos a un sentido del texto muy irónico, subrayado por las notas inesperadas y sorprendentes que Poulenc confía de vez en cuando al piano.
En las piezas de Obradors volvió a destacar la frescura y naturalidad en la colaboración de las dos intérpretes, así como en el No lloréis ojuelos de Granados que ofrecieron de regalo ante un público muy entregado y entusiasta. En ambos autores Friedhoff destacó por una línea acariciante y versátil, mientras que Lisarri lo hizo por su creatividad en los cambios de texturas.
En el contexto de una ciudad culturalmente triste tras haber perdido la mayor parte de su programación musical anual es muy de agradecer que Juventudes Musicales de León y la Universidad se esfuercen en seguir manteniendo vivo el mundo de la música joven, protagonizada por quienes habrán de ser algún día nombres muy activos del circuito nacional.
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