¿ESTÁS BUSCANDO ALGO Y NO SABES DÓNDE ENCONTRARLO? PRUEBA NUESTRO BUSCADOR

Suscríbete al Blog de PUNTOCOMA

viernes, febrero 08, 2008

HIEROGLYPHICA - EXPOSICIÓN DE PINTURA DE ADOLFO ÁLVAREZ BARTHE - CENTRO CULTURAL CAJA ESPAÑA - LEÓN

Desde el jueves 7 de febrero de 2008 hasta el 29 de febrero se puede ver en las Salas de Exposiciones del Centro Cultural de CajaEspaña (C/ Santa Nonia 4, León) la exposición del pintor Adolfo Álvarez Barthe, que lleva el título de

HIEROGLYPHICA


Horario de visitas:
laborables de 19h a 21h - festivos de 12h a 14h

Puedes visitar la web de Adolfo Álvarez Barthe
en ESTE ENLACE

3 comentarios:

juanluisgx dijo...

Noticia aparecida en Diario de León el lunes 11 de febrero de 2008.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

EXPOSICIÓN
Álvarez Barthe: «Nunca acabaré de conocer los secretos de la pintura»


Reúne su particular mundo épico y arquitectónico en «Hieroglyphica».

El artista leonés expone sus obras hasta el día 29 en el Centro Cultural de Caja España

Firma: Marcelino Cuevas
Lugar: León

Adolfo Álvarez Barthe no es un artista de nuestra época, ni de ninguna otra. Pintaría lo mismo si hubiera nacido trescientos años antes o si viviera en cualquier capítulo del futuro. Pinta imágenes que él atribuye al acervo de la memoria, pero que son producto de una imaginación desbordante impregnada de poesía y colmada de las historias que emergen milagrosamente de las mismas entrañas de la tierra. «Soy admirador -dice- de Astolfo que destruye los engaños que se han creado para entretener a los hombres y el mismo ignora que es un engaño».

Vital y misterioso, meticuloso y heroico, Barthe ha sido capaz de inventar los escenarios de una peculiar arquitectura, en la que viven sus romances pictóricos unos personajes evanescentes que llenan al espectador de incertidumbres. Y ahora, rizando el rizo, ha trasladado su persona a su mundo de temple y tabla, un lugar imaginario por el que pasea indolente.

«En algún libro que se ha publicado sobre mi obra aparecen mis manos pero nunca mi rostro. El autorretrato es el fruto de la sugerencia de una persona que ha dicho: ya es hora de que muestres tu cara... y así se ha hecho. Quizá también porque me veo cada vez más conciente de mi poderío técnico, como diciendo: estos son mis poderes, aquí estoy yo. No es vanidad, es constatar una cosa cierta».

Jeroglíficos
La exposición que estos días presenta en la galería de la Obra Cultural de Caja España, en Santa Nonia, es original ya desde su enunciado. «Yo quería un título que fuera un poco denso, hasta el punto de que hubiera gente que dejara de leerlo y se quedara solo con lo plásieroglytico de las letras. Hieroglyphica: Jeroglíficos . Resume una idea que yo he tenido siempre, mis pinturas son emblemas, jeroglíficos, tienen mezclada la imagen y la poesía. Bajo este título he recogido todos los temas que he tratado y los he ordenado en la exposición. Incluso está dividida en secciones formando figuras que también acaban siendo como jeroglíficos. En estas obras se repiten algunos temas anteriores, pero el tratamiento cada vez es más rico técnicamente, porque el universo del temple es infinito. Yo creo que seguiré cumpliendo años y no acabaré nunca de descubrirlo, aún no domino ni la quinta parte».

Capiteles clásicos, cúpulas barrocas, dagas, puñales, barcas, columnas... y unos colores enigmáticos que tienen sus porqués. «Es mi mundo y no puedo hacer nada por evitarlo. Yo sólo obedezco, no establezco una manera de pintar. Este colorido extraño siempre digo que en realidad es para significar que represento cosas que suceden dentro de la obra y que no tienen lugar en el mundo que nos rodea. Pertenecen a otra dimensión y por eso tienen un color diferente».

Se mantienen las mágicas arquitecturas y, además, hay una serie de héroes que son nuevos y que las están derribando. «Las arquitecturas son totalmente ilusorias y estos héroes están para demostrarnos que de la ilusión no se vive. En la temática de mis cuadros sigue existiendo una cita épica que está basada en los símbolos, yo funciono a través de estos símbolos. Igual que metáforas en poesía hay cuatro, símbolos en artes plásticas hay también cuatro. Por eso hay que seguir usándolos y no abusar de crear más, porque normalmente eso ha dado muy mal resultado tanto en poesía como en pintura, la convierten en algo barroco, inútil... se devalúa el sentido de los verdaderos símbolos».

Lugar: Centro Cultural de Caja España. Santa Nonia, 4. Horario: laborables, de 19.00 a 21.00; festivos, de 12.00 a 14.00.
Hasta el 29 de febrero.

juanluisgx dijo...

AENIGMATICA

Dice el que pregunta que si hay algo imposible de plasmar en la pintura es el tiempo, aunque el tiempo mismo sea artista en cada obra envejeciéndola y apareciendo en ella como referente que se puede reconocer en las visiones y estudios posteriores.

Dice Adolfo que aun siendo muy cierto eso, él ha hecho del tiempo una constante deliberada de su obra. Y que eso es así porque persigue un ideal antiquísimo de la humanidad, la utopía de la lengua perfecta. Es decir, la búsqueda universal de un lenguaje apto para plasmar el presente eterno.

El que pregunta.- Pero eso es ¿Querer identificar literatura y arte como un solo lenguaje o superponer el lenguaje imaginario al literal y literario?

Adolfo.- Es desear un retorno a la memoria universal, a aquella edad en que ambos lenguajes convivían del mismo modo que conviven en los mundos de cultura real (rural, tradicional) que no son víctimas del aislamiento de gestiones. Lo que más se acerca a eso es la pintura como jeroglífico, en el antiguo Egipto, y los emblemas renacentistas. En ambos casos se trata de pintura como literatura, pero literatura previa y posterior al libro.

El que pregunta.- ¿Te refieres a la literatura oral? ¿La literatura posterior al libro, cuando una vez leído se habla de él?

Adolfo.- Sí. A ese tiempo, y al tiempo de la literatura mitológica y épica de los aedos. A ese tiempo en que algo superior al arte palpitaba en los seres humanos y que ahora nos resulta extraño porque vivimos en un mundo acelerado, cuya velocidad nos ha llevado a perder esas cosas que permanecían tan fijas en nosotros. A perderlas o a comprobar que se han metamorfoseado. Esas cosas eran los símbolos.

El que pregunta.- Pero tú no utilizas símbolos a secas. ¿Cómo dispones y presentas esos símbolos? ¿Cómo los utilizas?

Adolfo.- De todas las maneras posibles, porque no quiero olvidar que cada símbolo es producto de la acumulación de toda la cultura y que eso nos salva como hombres. Lo dispongo en las estructuras numéricas que marcan cada referente, el nueve de la Divina Comedia; a través de elementos artísticos y vitales como el ritmo que subyace en la poesía, que es la poesía, y que es también esencia de la música, el otro lenguaje. Aquí verás cuadros dispuestos al modo troqueo o dáctilo, que te impondrán sus pausas en la observación, que te guiarán a través de una sintaxis pautada hacia la comprensión del símbolo que encierran.

El que pregunta.- ¿Y no es osadía construir una obra de imagen con la estructura expresiva de la imaginación literaria, del imaginario literario, y fijarla con técnicas pictóricas?

Adolfo.- Eso es lo que hago cuando destruyo un cuadro para volver a construirlo en estrofas, en versos, introduciendo pausas. Sigo el ritmo universal de destrucciones y creaciones sucesivas. Y sigo el ritmo vital de las repeticiones, de las restauraciones que encierran las grandes obras. Por ejemplo, cuando has leído cien páginas de la Iliada o de la Odisea, te das cuenta de que funcionan siempre con los mismos versos, las mismas pautas; de que hay unidades no transformadas que se van repitiendo, se van repitiendo, se van repitiendo. Y en el caso de El mar de Ulises es lo que yo he querido mantener. La barca es la misma, las columnas son las mismas. Todo eso se va repitiendo mientras se construye un poema entero con las unidades estancas que ya tenía hasta la propia poesía arcaica.

El que pregunta.- ¿Cuáles son esos referentes literarios de los que hablas? ¿A que te obliga cada uno de ellos?

Adolfo.- Los referentes, básicamente, son Orlando Furioso (al que utilizo como clave para entender otros seres en la historia de España, Felipe II, Cervantes, por ejemplo.), la Odisea, la Divina Comedia, las Elegías Romanas, de Goethe y el Quijote, que está sin estar; es decir, está en lo que imagina Cervantes, no en lo que es. Está, y no es literario, el Escorial. Porque junto con el Quijote son nuestros dos grandes enigmas. Dos jeroglíficos de nuestra esencia, maltratados y perennes a la vez. Y lo están porque en eso baso la esencia de la pintura como jeroglífico, en que es un enigma en sí misma. Son los elementos estables, Hakim y Boaz, que sostienen una obra imposible, valiosa y permanentemente atacada por su riqueza y su situación. Son nuestras Troyas.

El que pregunta.- Pero eso es someter a ambas cosas a un destino trágico.

Adolfo.- Y es que ambos lo han tenido. Son ignorados y denostados dentro. Tanto que muchas generaciones han permanecido expectantes aguardando su destrucción. Aguardan a que se pierdan para poder lamentar su destrucción. Yo creo que nuestra condición nos lleva a cantar lo que se pierde. Tal vez, para volver a contar las cosas de siempre con un lenguaje distinto.

El que pregunta.- Pero ese es el lenguaje de la melancolía.

Adolfo.- Cierto. Y el de la memoria. En este sentido digo que mis cuadros son hijos de la memoria, de las musas. Soy admirador de Astolfo que destruye los engaños que se han creado para entretener a los hombres y él mismo ignora que es un engaño. Por eso busco la sugerencia a través del poder vaporoso de las veladuras, del temple. Querer fijar todo eso es una actitud muy quijotesca, muy vital, lo sé. Es lo primero que el hombre hizo en cuanto se reunió con otros hombres en una caverna, contó y pintó.

El que pregunta.- Y eso es lo que encierras en ese autorretrato con libro cerrado, porque posees lo revelado…

juanluisgx dijo...

Noticia aparecida el martes 12 de febrero en El Mundo-La Crónica-de León

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El pintor leonés Adolfo Álvarez Barthe expone su retrospectiva 'Hyerogliphica' en la Obra Social de Caja España

C.D.R.

LEÓN.— Con el título de 'Hyeroglyphica' se expone en la Obra Social de Caja España (calle Santa Nonia 4) una muestra de pinturas del artista Adolfo Álvarez Barthe (León, 1964).

La obra de Barthe es inconfundible, pues posee una potente personalidad artística y sus composiciones, coloridos y tratamientos pictóricos resultan muy originales. El título de la muestra de Caja España, 'Hyeroglyphica', es cuando menos enigmático. El propio artista explica: «Es en latín el plural de jeroglífico, por tanto jeroglíficos. Yo pienso que la pintura (que es el arte más antiguo) tiene ese componente de jeroglífico, una cosa entre poesía e imagen, y por eso he titulado así, por ir un poco hacia ese origen de la pintura».

Lo que expone Barthe en la Obra Social es una retrospectiva, según comenta: «En realidad es una recopilación muy seleccionada del trabajo que he realizado en los últimos cuatro años; la selección la he hecho yo y he tenido que recurrir tanto a colecciones particulares como a la mía propia. El problema es que muchas de mis obras están y se exponen fuera de León, y yo quiero exponer aquí, que las vean los leoneses».

La sólida personalidad artística de Álvarez Barthe se refleja en sus imaginativas obras. Él señala algunas de sus influencias: «Yo creo que hay dos tipos de referencias, ambas bastante poderosas. Por un lado está la influencia literaria, sobre todo la procedente de algunas de las grandes obras clásicas de Occidente, como puedan ser la Ilíada, La Divina Comedia, Orlando Furioso..., tiene que ver con los grandes poemas épicos y místicos. Y por otro, tenemos la referencia pictórica, o mejor dicho, de artes plásticas, y consiste en meter como en un arca de Noé citas de la Cultura Occidental, eso sí, tratándolas con otro enfoque».

Cosa evidente es el marcado tono clasicista de los cuadros de Barthe (las veladuras, las arquitecturas), a lo que él comenta: «Nunca he abandonado el sistema constructivo clásico para realizar mis obras, lo que se llamaba la 'sección áurea'; todos los formatos, toda la ejecución de la obra lo tiene. Por otro lado, la misma técnica (temples a base de veladuras) es también está heredada del mundo clásico, aunque aprovechando todos los materiales existentes hoy y reciclando la manera, el procedimiento antiguo».

Adolfo Álvarez Barthe se dice tanto pintor como legionario: «Así es, a veces yo no sé si soy pintor o un legionario de fronteras. Quiero decir que yo pinto de un modo que ya nadie utiliza, pero me da igual, pues tiene que haber una libertad en el arte y no tiene que imponerse nada, ni siquiera la modernidad. Vivimos un momento de pluralidad, de manera que cada uno pinte como quiera. Y es que hay veces que se prima muy por encima de todo el Arte Contemporáneo, con lo que se consigue acotar, abortar el verdadero arte, la gran pintura, algo que parece que ha dejado de existir. Afortunadamente ha vuelto el debate sobre la gran pintura, las trasparencias, el color... En fin, me apena que mucho Arte Contemporáneo se haya convertido en comentario sociológico, pero no en gran arte».